Desde Tucuman hasta……

Desde la salida de Córdoba y el ascenso hacia el norte de Argentina el paisaje cambia y con el las gentes sitios y lugares se impregnan de otra realidad.
El primer destino fue Tucuman. Nada del otro mundo porque es otra de estas ciudades cuadriculadas. Pero se empiezan a ver las primeras casas coloniales bien conservadas, las primeras iglesias pequeñas en medio de la ciudad y plazas centrales con verdadera vidilla.

De Tucuman nos vamos a Tafi del Valle. Llegas atravesando una cordillera de medio bosque, unas montañas rocosas, unas montañas casi selváticas con curvas y ascensos increíbles hasta que de repente  se acaba la selva, cruzas una loma y entras en un valle circular con un lago en medio y sin mas vegetación que algunos árboles de río , algún que otro pasto y mucho arbustillo raso. Tafi nos deja tres horitas de caminata por todo el valle viendo caballos salvajes ( o eso parecía hasta que apareció un “pastor” detrás), lechuzas, gallinas y cerdos de la gente ( pobre o muy pobre) que íbamos encontrando por el camino. Llegamos 14 kilómetros después hasta el museo de menhires  que no resulto ser gran cosa pero al menos vimos un poquito de historia del valle.

 

Volvemos a Tafi para salir de aquel valle en dirección a Amaicha otro pueblo al que llegamos por la noche después de que el “autobús del infierno” dejara algunos pasajeros mareados y vomitando después de subir y bajar 3000 metros de montaña a toda velocidad por carreteras que era mejor ni mirar por el vértigo que daban. Cuando llegamos a Amaicha el que nos tenia que recoger no estaba y cuando llegamos al hostel (de barro y adobe) después de que una señora nos dejara subirnos en su camioneta, nos reciben con una cena a la cual llegábamos tarde por culpa del autobús del infierno y en la cual estaban como en familia todos los ocupantes del hostel. Muy bonito el detalle. Lo malo es que en ese hostel perdí y me robaron, por ese orden, mi móvil. August se le olvido también su abrigo pero nos lo hicieron llegar unos chicos de ese mismo hostel un DIA después.
Pasada la noche contratamos una excursión a las ruinas de Quilmes (como la cerveza ) guiados por un tipo indígena de la región que también hacia instrumentos musicales y al cual le apodaban duende del viento por lo bien que tocaba las ocarinas y demás instrumentos de viento.

(esto se llama CARDON y no cactus)

( y esta es la proporcion, por cada año crece 1 cemtimetro…..a hacer las cuentas……milenarios)

La visita estuvo muy bien, vimos una reconstruida parte de la ciudad y además el tipo se despidió tocando unos temas mientras que esperábamos el autobús en dirección a Cafayate.
En Cafayate  aprovechamos para descansar un poco del ajetreo de los últimos días, del sol, y del calor y como aquel era el valle de los vinos del norte pues nos pusimos a hacer la ruta de los vinos con degustaciones gratuitas. Y por la noche nos metimos en una “peña” que son los lugares típicos de folklore regional a cenar un guiso de cordero y a escuchar a los tres que cantaban tocaban la guitarra y el tambor tradicional.

Hicimos amiguitos en el hostel con los cuales coincidiríamos al dia siguiente en Salta, ciudad de las importantes del norte y donde estuvimos paseando por las calles comerciales, las no comerciales y en donde se respiraba otro aire. Por la noche me tome unas cervecitas con los amigos de Cafayate donde arreglamos el mundo en unas horas.

 
Una vez descansados y habiendo  recuperando fuerzas y después de subir por el teleférico de la ciudad al monte desde donde se tienen buenas vistas y mejores fotos ( y donde nos encontramos con otro antiguo amigo de viaje, Rahu el americano hindú de Calagate)  nos dirigimos hacia el norte donde nos espera Purmamarca y su colina de 7 colores.

 

Aquí ya si que la diferencia cultural es enorme y empiezas a ver como la diferencia racial se hace patente y se convierte en rasgos completamente indios. El pueblito es muy cuco y en su plaza esta todo el mundo rodeándola con sus puestos de prendas de lana, gorros, guantes…
Al dia siguiente nos vamos a Tilcara que es otro pueblo “cuco” con restos arqueológicos como los de Quilmes y preciosos paisajes. Además por la tarde contratamos una excursión para recorrer la zona contraria del valle, subir a una cuevas, entrar en ellas con velitas y divertirnos bajando todo lo que habíamos subido. Al pobre August le costo un poco mas pero supero la prueba como un campeón porque la salida de una de las cuevas era dificililla. La foto lo dice todo.

 

   

 

Sales de ese pueblo y valle con mil colores en las retinas de los ojos. De casualidad nos cruzamos con unas españolas que conocimos en Tucumán y decidimos acelerar un poco y marcharnos al dia siguiente ya que ellas iban a hacer el mismo recorrido una vez que pasáramos la frontera con Bolivia….y para bolivia que nos fuimos a recorrer el salar mas grande del mundo…..pero antes teníamos que llegar hasta allí.